
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré?. El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?. Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado.
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