
Hace un momento estaba sentado,
descansando a la sombra de los árboles,
cuando oí dar golpes
suavemente, como llevando el compás.
Quise enfadarme, hice un gesto,
pero acabé por resignarme,
y por fin, yo mismo, como un poeta
me puse a hablar en consonante.
Mientras hacía versos,
sílaba a sílaba,
me eché de pronto a reír,
y reí lo menos en cuarto de hora.`
¿Tú poeta? ¿Tú poeta?
¿Has perdido la cabeza?
"Si, señor, es usted poeta."
Pico, el pájaro, se encoge de hombros.
¿A quién acechas en el matorral?
¡Bandido! ¿A quién quieres sorprender?
¿Es una sentencia? ¿es una imagen?
En seguida pongo la rima;
de todo lo que se arrastra, de todo lo que salta
el poeta hace en seguida un verso.
"Si, señor, es usted poeta"
Pico, el pájaro, se encoge de hombros.
Las rimas son como flechas;
todo se agita y tiembla
cuando la flecha penetra
en el cuerpo de la pieza.
¡Mueres, pobre diablejo!
¡Ay!, como no sea de embriaguez!
"Si, señor, es usted poeta"
Pico, el pájaro, se encoge de hombros.
Versículos torcidos, llenos de precipitación,
palabritas locas que se atropellan;
hasta que, renglón tras renglón,
todo queda ensartado en la cadena.
¿Y habrá gentes crueles
a quienes esto divierta? ¿Poetas sin corazón?
"Si, señor, es usted poeta"
Pico, el pájaro, se encoge de hombros.
¿Te burlas, pájaro? ¿Te ríes?
¿Tendrás trastornada la cabeza?
¿Lo estará más mi corazón?
¡Cuidado no tengas que sentir!
Pero el poeta deja sus rimas,
aún irritado, breves y sinceras.
"Si, señor, es usted poeta"
Pico, el pájaro, se encoge de hombros.
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