
Aborrezco tanto el seguir como el guiar.
¿Obedecer? ¡No! ¿Y mandar? ¡Jamás!
Nietzsche decía:
"Aquél que no es terrible para sí, no inspira terror a nadie,
y sólo el que inspira terror puede dirigir a los demás"
¡Yo aborrezco hasta el dirigirme a mí misma!
Como a los animales de los bosques y de los mares
me perderé un momento.
Me acurrucaré a soñar en encantadores desiertos,
me seduciré y me recordaré a lo lejos.
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