viernes, 2 de abril de 2010

Rimus Remedium o cómo se consuelan los poetas enfermos

¡Bruja del tiempo,
de tu boca corren
lentamente las horas unas tras otras;
en vano mi repugnancia grita:
"¡Maldito sea el abismo
de la eternidad!"

El mundo es de bronce, es
un toro fogoso, insensible a los lamentos.
Con la punta de un puñal mi dolor escribe
en mi cerebro:
"El mundo no tiene corazón
y sería locura guardarle rencor por eso".

¡Escancia todas las adormideras!
¡Vierte la fiebre! ¡El veneno en mi cerebro!
Hace mucho tiempo que pulías mi mano y mi frente.
¿Qué preguntas? ¿Qué? ¿Cuánto?
¡Ah, malhaya la ramera
con su burla!

-No vuelve.
Hace frío fuera, oigo llover.
¿Debí ser más amable contigo?-
-Toma, mira el oro. ¡Cómo brilla la moneda!
¿Te llamaré,"Dicha?"
¿Te bendeciré, fiebre?

La puerta se abre;
llueve a torrentes hasta sobre mi lecho;
el viento apaga la luz, ¡Oh desgracia!.

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